A ver cómo os cuento brevemente esta maravilla sin precedentes que llamamos "System Contreras", esa cosa tan española de robarnos a nosotros mismos para auto-odiarnos y por ende para quitarnos toda capacidad de vernos de manera positiva..
Sí, amigos, somos tan ingeniosos que hasta para autoflagelarnos creamos un sistema económico perfectamente aceitado con dinero público, no vaya a ser que odiarnos nos salga barato.

En el centro de este esperpento está nuestro querido José Miguel Contreras, un tipo genial que tuvo la visión de convertir los impuestos en entretenimiento político y ficción mediática. Este pionero creó Globomedia, luego La Sexta, y ha manejado el cotarro en PRISA durante eones. Su especialidad es transformar el dinero del contribuyente en programas que, casualmente, siempre coinciden con las narrativas que interesan al gobierno de turno. Ojo, que no es poca cosa. Solo entre 2020 y 2023, su querida LACOproductora (ahora propiedad de PRISA) se embolsó casi 20 millones de euros de RTVE. ¿Qué hacen con tu dinero? Pues programas como "Las cosas claras", que aunque lo vendieron como un "magacín", parecía más una convención de Unidas Podemos. Lo de las señoritas de Ábalos y poner la cama en román paladino.

Pero Contreras no es el único en este circo maravilloso. Abran paso al genio del fútbol mundial, Jaume Roures, nuestro "buen patrón". Un millonario, revolucionario, troskista y catalán (no preguntes, cosas españolas) que lo mismo produce documentales independentistas para TV3 que retransmite los viajes oficiales de Pedro Sánchez por un milloncito de euros al año. Roures es como ese jugador del Monopoly que pone hoteles en todas las propiedades, pero con una pequeña particularidad: el tablero y los billetes también son públicos.

Luego tenemos a Mònica Terribas, exdirectora de TV3 y figura soberanista de referencia, que ahora trabaja para Roures haciendo documentales para HBO sobre lo malos que son los españoles y lo heroicas que son todas las “víctimas” de lo católico. Financiado, claro está, indirectamente con dinero de instituciones públicas catalanas a través de contratos a Mediapro. Todo queda en casa y todo entra suave como una ducha calentita.

Tampoco olvidemos a José Pablo López, el hombre del cuello largo que pasa de Telemadrid a RTVE como quien cambia de camiseta tras jugar un partidito de tenis con Contreras. López, fichador estrella, decidió contratar al bueno de David Broncano para la televisión pública. "La Resistencia", que costaba antes unos euros privados en Movistar, ahora se llama "La Revuelta" y cuesta unos modestos 28 millones públicos por dos temporadas. Sí, 28 kilos de na’ para que Broncano haga humor previsible entrevistas de pie (a los de siempre) y gracietas repetidas a.k.a “jeje ironía millenial agotadisima”, que eso rejuvenece muchísimo la audiencia y de paso fastidia a Pablo Motos, ese señor tan incómodo para Moncloa.

Pero, ¿cómo funciona exactamente esta rueda mágica? Muy sencillo: primero, desde algún despacho ministerial, alguien decide que es urgente externalizar algún programa "estratégico" (entiéndase: favorable al Gobierno). Segundo, aparece mágicamente una productora de algún amigo, como Contreras o Roures, que se lleva el contrato. Tercero, se produce un contenido que, bajo la apariencia de neutralidad informativa o cultural, te explica por qué debes sentirte culpable por haber nacido español, por ser hombre, por no estar suficientemente comprometido con ciertas causas, o simplemente por no odiar lo suficiente a tus compatriotas. Y cuarto, esto se repite hasta que te quedas convencido de que España es un desastre absoluto. Eso sí, nunca te enteras de que esas amigables y constructivas conclusiones te está saliendo bastante caro.

El resultado es una sociedad perfectamente dividida, cabreada, polarizada, y convencida de que la culpa siempre es de "los otros españoles", esos que votan diferente y no siguen la palabra de Angelines como dogma. Una realidad tramposa que, eso sí está validada por la “100cia”. Todo este sistema cuenta con una intrincada red de expertos fake que diseñan la existencia buena, la sabiduría consensuada, la ruta del pensamiento digo y correcto. O sea que no te preocupes por pensar por ti mismo, da una patada a cualquier percepción validada por tu experiencia.
Tú siéntate, escucha y haz lo sensato. 

Lo irónico de esta historia es que mientras la audiencia real baja (algunas películas financiadas con dinero público no consiguen ni 2.500 espectadores en cines, ¿verdad, Eduardo Casanova?), los contratos no paran de subir. Es como si cuanto menos gustase el producto, más subiera su precio. Y claro, cuando algún medio privado osa señalar esto, rápidamente se activa el mecanismo habitual: "¡fascistas!", "¡antiprogresistas!", "¡enemigos de la cultura!". El “System Contreras” es como los buenos casinos, la casa nunca pierde.

Así que ahí lo tenéis: una estructura mediática perfecta, implacable y absolutamente surrealista que consigue la proeza nacional definitiva: que nuestros impuestos financien nuestra propia división. Pero tranquilos, sigamos odiándonos, sigamos obviando nuestra belleza, que mientras tanto Contreras, Roures y compañía seguirán jugando a los cromos con tu dinero. 

El chimpún final es maravilloso, porque España es un país tan maravilloso que cuenta con gente genial capaz de inventar cosas así. No me digáis que no es para empacharnos de orgullo

Walter Gate.